06.06.2019

Los vehículos autónomos y su impacto en los bienes raíces

Con la apuesta de jugadores como Alphabet, Uber y las tendencias en los modos de vida urbanos, podemos pronosticar un cambio masivo en nuestras formas de transporte que traerá efectos colaterales importantes en la industria inmobiliaria.

Con la apuesta de jugadores como Alphabet por desarrollar tecnologías de vehículos autónomos, la prevalencia de servicios de renta compartida como Uber y las tendencias en los modos de vida urbanos, podemos pronosticar un cambio masivo en nuestras formas de transporte que traerá efectos colaterales importantes en la industria inmobiliaria.

 

Según un reporte de la firma Deloitte, para el año 2040 más de la mitad de la transportación en los Estados Unidos será autodirigida y compartida con otros usuarios, lo que representa un giro de 180 grados respecto al presente. Esto, inevitablemente, se extenderá a otros países con el paso del tiempo.

 

¿De qué forma impactará esto la forma en que percibimos los distintos productos inmobiliarios y, en general, la planeación de las ciudades? En este artículo exploraremos algunos de los factores y predicciones para el sector en los próximos años.

 

Transformación de usos y espacios

 

Con la facilidad y disponibilidad de transportación, el hábito de tener un auto propio podría venir a menos, lo que implicaría un duro golpe al negocio de los estacionamientos, sobre todo en los centros de las grandes ciudades. Para dimensionar las cifras de este uso, basta ver casos como el del año pasado en Hong Kong, donde un solo lugar de estacionamiento de apenas 2.5 por 5 metros fue vendido en 760,000 dólares. En México existen plazas en donde un cajón ya oscila los 500 mil pesos.

 

Asimismo, el espacio que se destina a estas áreas como parte de los grandes desarrollos de vivienda, comercio, oficina y usos mixtos vendría a menos.

 

Todo lo anterior significa una reconfiguración de los productos inmobiliarios disponibles en las áreas de alta afluencia, en los que posiblemente veamos menos ‘zona muerta’ y más densidad de personas por metro cuadrado, creando una oportunidad de convertir estas estructuras, por sus dimensiones, en unidades multifamiliares.

 

Las zonas suburbanas con viviendas de más longitud también reaccionarán ante estas nuevas circunstancias. Los espacios destinados a rampas y cocheras podrían ser cada vez menores para dar cabida a más áreas de convivencia, habitación o almacenaje: factor que podría aumentar la plusvalía.

 

 

¿Ubicación, ubicación, ubicación?

 

Habiendo dicho lo anterior, las localizaciones céntricas o cercanas a zonas de importancia podrían vivir otro tipo de transformaciones.

 

Uno de los grandes privilegios de la ubicación es el menor recorrido a los lugares de consumo y trabajo. En este sentido, por ejemplo, en la Ciudad de México se pierden más de 3 millones de horas laborales al día en el trayecto de los trabajadores.

 

Un futuro que no demande una conducción activa, combinado con tecnologías más avanzadas de ahorro energético y conexión a internet, podría robarle algo de su atractivo al factor de la ubicación, pues los autos se convertirían en un lugar más para que las personas continúen trabajando o entreteniéndose mientras llegan a sus destinos.

 

Por tanto, la vivienda en la periferia de la ciudad podría resultar muy atractiva por sus espacios más amplios y baratos.

 

 

Reducción de costos

 

Como es bien sabido, la transportación de materiales y escombro es un costo significativo en la ecuación de los productos inmobiliarios.

 

Así, conforme los vehículos de carga pesada también se vuelvan autónomos, los costos por choferes y eficiencia de combustible también se reducirían, dejando más espacio presupuestal para que los desarrolladores aprovechen en otras áreas.

 

En general, aunque solo se trata de proyecciones, lo cierto es que la adopción de los vehículos autónomos está muy cerca, por lo que valdría la pena considerar este factor a la hora de tomar decisiones sobre nuestra inversión en bienes raíces.

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