La flexibilidad laboral: una atención a las diferencias

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Conforme pasa el tiempo, las relaciones y exigencias entre los empleados y las organizaciones se están tornando de ida y vuelta.

 

Las nuevas generaciones batallan en mantener un calendario de trabajo demandante y rígido en su carrera profesional. Por ende, muchos buscan formatos laborales más flexibles que se adapten al balance que buscan en sus vidas.

 

Por tal motivo, las empresas han empezado a diseñar lineamientos en un esquema de ganar-ganar en contra de la rigidez y en favor de las preferencias de los trabajadores.

 

Esto se ha vuelto tendencia entre las empresas que luchan por reclutar y mantener al mejor talento. Repasemos algunos de los factores que han guiado el cambio hacia la flexibilidad en el trabajo.

 

 

El valor del tiempo

 

Con los horarios tradicionales de ocho o hasta diez horas al día, las empresas muchas veces anteponen el pasar tiempo en la oficina a los resultados, lo que no solo afecta la vida personal de los trabajadores, sino que también crea incentivos que pueden atentar contra la productividad de la empresa. Esta es una de las razones por las que, según una encuesta de Gallup, sólo el 30% de la gente está comprometida en su lugar de trabajo.

 

Y vaya que en México esto es muy evidente. Un análisis de la OCDE, que incluyó a 38 países, mostró que los mexicanos son quienes pasan más tiempo trabajando, con un acumulado de 2,225 horas al año en promedio.

 

Apostando a que trabajar mucho no equivale a trabajar bien, varias empresas y gobiernos han respondido a este reto de varias maneras. Algunos han puesto en marcha pruebas piloto con semanas laborales de cuatro días, mientras que otros han optado por reducir la jornada diaria a seis horas, lo que ha conllevado aumentos de productividad y satisfacción entre los empleados.

 

Además, sobresale la clara tendencia hacia la subcontratación por hora o por proyecto. Un estudio de la firma Korn Ferry en 2018 arrojó que el 60 por ciento de los profesionales de recursos humanos aseguraron que la participación de freelancers o gig workers en sus empresas ha aumentado en los últimos años, mientras que el 42 por ciento planea colaborar con más de estos trabajadores independientes en el futuro.

 

Un alto número de millennials y Gen Z se están volviendo “autoemprendedores” y están colocando sus servicios a través de plataformas en línea a un sinnúmero de empresas alrededor del mundo, trabajando desde lugares remotos, de manera independiente o incluso colaborando con otros para ofrecer combinaciones de capacidades a empresas establecidas. Plataformas como Upwork, Fiverr y Total son algunas de estas que han sido diseñadas para hacer match entre compañías y talento.

 

 

Espacios no genéricos

 

Más allá de los elevados tiempos de transporte y los costos de oficinas en las ciudades modernas, la concepción de lo que es un entorno laboral se ajusta cada vez más a la medida del trabajador.

 

Así, por ejemplo, el trabajo desde casa se empieza a volver muy común. Según un estudio de IWG a nivel mundial, el 70 por ciento de los profesionales trabajan de manera remota al menos una vez por día, mientras que el 53 por ciento lo hace al menos la mitad de su semana laboral.

 

Otra opción que ciertas empresas han adoptado es la renta de oficinas en diferentes espacios de coworking, con la intención de acercarse a las ubicaciones de sus empleados, pero también de ofrecerles un ambiente más social y ameno. Algunas de estas compañías van más allá de proveer espacios colaborativos y sentido de comunidad, al ofrecer servicios de recursos humanos y contabilidad que facilitan el trabajo a los freelancers.

 

 

Necesidades distintas

 

En general, el gran reto radica en que las formas en que trabajamos se generalizan y se tratan de aplicar por igual a personas con condiciones biológicas y sociales distintas.

 

El horario de oficina típico —el famoso “de 9:00 a 5:00” en los Estados Unidos— surgió en el siglo XIX para responder a necesidades de la era industrial. Ahora, dadas las diferencias en tipo de trabajo y necesidades de los empleados, el esquema parece volverse obsoleto.

 

De igual manera, ante una tendencia más moderna como la de las oficinas abiertas, los introvertidos ven que disminuye su desempeño y su bienestar en el trabajo. Tales diagnósticos seguro guiarán a métodos de trabajo más amigables con estas poblaciones.

 

Otro caso recurrente es la maternidad. Muchas madres se ven obligadas a suspender o incluso abandonar sus carreras profesionales por no poder combinarlas con su labor y gusto por estar cerca de sus hijos. Así es como han surgido programas que, con calendarios personalizados y concesiones para trabajar en casa, les permiten no descuidar ninguna de estas dimensiones en su vida.

 

En conclusión, sea en tiempos, espacios o esquemas, parece que las nuevas generaciones conciben el trabajo de una forma más humana, es decir, entendiendo que antes que trabajadores somos personas, y que, como tales, tenemos preferencias y necesidades particulares que piden a gritos maneras y soluciones laborales distintas.

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